La Vía de la Plata es el principal nexo de unión del occidente español, convirtiéndose con ello en la ruta Jacobea del sur por antonomasia. Antiguo trazado romano diseñado con fines militares,en la actualidad dista mucho de su uso primigenio. Se ha convertido en uno de los itinerarios predilectos de los peregrinos que buscan añadir connotaciones romanas a su particular Camino hacia Santiago.
La tercera ruta más extensa de los caminos hacia Santiago tiene su origen en una calzada romana que salía de Emérita Augusta (Mérida) hacia Asturica Augusta (Astorga), con idea de acoger la actividad militar y comercial en el siglo I a.C. Gracias a ello, la ruta contiene legado romano durante toda su extensión.
705 kilómetros en 26 etapas de experiencias plagado de bellezas tanto naturales como arquitectónicas. Uno de los puntos de mayor interés, sin duda, la ciudad en la que comenzó todo: Mérida. La Alcazaba y su Conjunto Arquitectónico romano, patrimonio de la humanidad, se erigen como un perfecto escenario para cualquier peregrino.
De otro lado, Sevilla. La provincia hispalense, con un rico patrimonio monumental, suele ser el punto de partida de la mayoría de los peregrinos que inician la Vía de la Plata. La mejor época sin duda para realizarla es en primavera u otoño, teniendo en cuenta las altas temperaturas a las que puede llegar el sur e interior de la península. Existen numerosas alternativas para realizar el Camino de Santiago. La mayoría de peregrinos iniciados escogen las rutas principales por la facilidad de encontrar toda la información detallada. Otra razón es la búsqueda de una experiencia cargada de entusiasmo rodeados de otros muchos peregrinos con los que interactuar y pasar un camino ameno y divertido. Sin embargo también existen otros caminos menos concurridos para peregrinos que repiten la experiencia y esta vez deseen meditar y disfrutar más a fondo de la naturaleza.
Una de las mayores ventajas de la Vía de la Plata es la gran cantidad de albergues de los que dispone. Además, la Vía de la Plata está perfectamente señalizada con las características flechas amarillas. Una señalización discreta pero suficiente en la que en rara ocasión dejará desprovista de información al peregrino. Habrá lugares en los que se tendrá que recurrir a las flechas hechas con piedras en el suelo, y otros en los que las flechas acusan el paso del tiempo y no se ven todo lo claras que deberían.
Además de las flechas, en Sevilla al igual que en determinados puntos de la ruta aún se pueden ver miliarios cuadrangulares de granito que parecen tener un papel decorativo o conmemorativo, ya que representan la distancia de mil pasos dobles romanos mostrados por tanto cada mil cuatrocientos ochenta metros. En Extremadura se han colocado tanto monolitos informativos de alguna de las localidades que atraviesa la ruta como mojones cúbicos que aparecen de forma irregular. Ya a la altura de Zamora, el camino incorpora un monolito por cada pueblo, además de incorporar pequeños mojones que señalizan el Camino.
Las «piedras del peregrino», creadas por el escultor Nicanor Carballo, podrán divisarse en Ourense. Su misión es la de señalizar la ruta de un modo adecuado.
Una vez llegados a la parte gallega del camino Mozárabe, al igual que en el resto del Camino Francés, la Xunta de Galicia colocó mojones y azulejos amarillo sobre azul indicando la dirección mediante sus radios.
En definitiva, todo queda dispuesto para pasar un camino agradable sin opción de perderse, con el único objetivo de adentrarse en una experiencia única a la vez de dura.