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La crisis económica arrecia y el Camino de Santiago le planta cara. Con una media de 300 peregrinos por día y un ascenso del 43 por ciento en el número de llegadas con respecto a datos del 2012 en el primer trimestre del año, la ruta xacobea se erige como un consis­tente refugio en medio de la tormenta financiera. Aunque sin datos con­cretos, por el momento, de la incidencia del Camino en la economía ga­llega, lo que sí parece constatable es su relación directa con el aumento del turismo internacional en la Comunidad, que en los últimos meses in­crementó el gasto de sus visitas a Galicia en un 10 por ciento. De ahí que los esfuerzos de administraciones y hosteleros vayan en esta direc­ción. «Los de fuera tienen dinero y son los que más gastan, eso se nota», comentaba a ABC el empleado de un restaurante pró­ximo a la Catedral, punto cero de la peregrinación a Santiago.

Las estadísticas que la Oficina del Peregrino actualiza a diario sobre la nacionalidad de los peregrinos que recalan en Santiago confirman esta teoría. Y es que, del total de caminantes que la ciudad recibió al término de 2012, más de la mitad eran extranjeros. La mayoría provienen de Alemania (más de 15.000 el pasado año), Italia (12.400) o Francia (8.100). Por detrás en la lista destacan otros países europeos co­mo Portugal, Reino Unido, Holanda o Irlanda y otros más lejanos como Estados Unidos, Canadá y Corea. En total, 132 nacionalidades distintas reflejo de la fama mundial que el milenario Camino adquirió en los últi­mos años. Entre los españoles, la peregrinación a Compostela triunfa en comunidades como Madrid, Andalucía y Cataluña, que su­man casi un 25 por ciento de todas las llegadas.
La ruta mantiene su fuelle

De enero a marzo de este año, temporada baja, la cifra de peregrinos que llegaron hasta la tumba del Apóstol supera ya en más de un 7 por ciento a la alcanzada en el Año Santo de 2010. El dato rompe así con el temor que algunos comerciantes expresaron al conocerse que el próximo Xacobeo no se celebraría hasta 2021 y que inclu­so los empujó a solicitar que se decretase un Año Santo extraordinario. Como justificación, aducían que la medida era pertinente si se tenía en cuenta «la delicada situación por la que atraviesa la Unión Europea». Las instituciones eclesiásticas desoyeron finalmente su petición y el paso del tiempo parece haberles dado la razón.

Esta llegada de peregrinos a Galicia deja huella en las reservas hoteleras y también en los ingre­sos de los comerciantes y restauradores de los pueblos por los que pasan o que deciden visitar al término de su peregrinaje. Los datos más ac­tualizados revelan que la cifra de extranjeros que se hospedaron en alojamientos reglados de la Comunidad subió un 2,5 por ciento. En el resto de hoteles y pensiones repartidos por la geografía gallega el ascenso fue de 1,8 puntos. En lo tocante a los campings, las casas rurales y las pensiones, la diferencia llegó al 7,2 por ciento más que en 2011.

Los primeros en notar el tirón del Camino son los comerciantes del cas­co viejo compostelano, que con el goteo incesante de peregrinos capean como pueden la crisis. «La situación es complicada y se nota que la gente gasta menos alegremente, pero extranjeros sí hay». Des­de la Asociación de Hosteleros de Galicia valoran los datos del primer tri­mestre del año muy positivamente aunque, inciden, «sabemos que el Ca­mino tiene mucho más que dar». «Los datos de ocupación de la Se­mana Santa son una muestra de lo retraído que está el turismo nacional y de la parálisis provocada por la crisis —explica Aser Álvarez, de la Asociación de Hostelería de Santiago—». «El turismo na­cional está muy afectado y hay que apostar por la internacionalización y por los caminos de Santiago, de todos ellos, que ahora mismo pasan por 120 concellos de toda Galicia y que podrían generar un retorno enor­me para la economía», anota.
La clave: el turista extranjero

Y es que, en opinión del representante de los hosteleros gallegos, el Ca­mino de Santiago es «la gran marca que tenemos consolidada, pero con todo estamos muy por debajo de nuestras posibilidades porque la segun­da ruta a más frecuentada es la portuguesa, con n poco más del 10 por ciento de peregri- nos». Con la mente puesta en el mercado internacio­nal, una tabla de salvación en la coyuntura actual, los profesionales del gremio apuestan por hacer una promoción muy potente en n los princi­pales mercados emisores y también en algunos emergentes como Esta­dos Unidos, Corea y Brasil. «Los datos son los que son, haciendo muy poca promoción del Camino. Estamos recogiendo los fru­tos de lo que se sembró en el año 93», reconoce Álvarez.

Sus primeros beneficiarios son los locales de Santiago y comarca, que re­ciben el flujo directo y continuo de caminantes a lo largo de todo el año, con especial incidencia en los meses de verano. Pero el radio de acción de Camino de Santiago va más allá. La costa, los pueblos que integran las diferentes rutas y las principales ciudades reciben a buena parte de los peregrinos que, después de visitar el Obradoiro, aaprovechan su es­tancia en Galicia para conocer la Comunidad. «A día de hoy eel Ca­mino es una burbuja de oxígeno para los hosteleros y los comer­ciantes, lo único que sigue funcionando y creciendo a pesar de que no estamos apostando por él todo lo que deberíamos», resu­men los representantes de los hosteleros de la Comunidad.

Con los meses de mayor tránsito a la vuelta de la esquina, las ofertas y promociones en la red animan a embarcarse en una aventura que el pasado año realizaron 194.488 peregrinos. Todo apunta a que el número de «compostelas» entregadas este año seguirá en ascenso, confirmando el éxito de una herencia milenaria.

Fuente: ABC

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