colas peregrinos1--644x362

Para muchos es una asignatura pendiente desde hace tiempo, para otros es una forma distinta y más económica de viajar. El sol que acompaña durante el mes de agosto está animando a visitantes y peregrinos a dejarse caer por las calles empedradas de Santiago que desembocan en la —abarrotada en estos días— plaza del Obradoiro. Las cifras hablan por sí solas. Este 2013 no es Año Santo aunque en cuanto a número de peregrinos que realizan el Camino de Santiago pudiese parecerlo. En lo que va de año se sellaron más de 130.000 compostelas —documento que acredita que se ha completado el Camino—, y en 2010, el último Año Xacobeo, en estas mismas fechas se contabilizan unas 150.000.

«La Oficina se colapsó el pasado sábado. Estamos en niveles de 2.400 peregrinos diarios, que fuera de Año Santo no es habitual, incluso sorprendente. Estamos trabajando duramente», señala César Rúa, coordinador de la Oficina del Peregrino. Son unas 400 personas más que el año anterior las que llegan a diario a Santiago. Fruto de ello, los propios caminantes señalan que la ruta hacia la capital gallega se encuentra colmada de peregrinos. En estas fechas, la mayoría de ellos son españoles —que aprovechan el periodo de descanso y agotan sus vacaciones peregrinando— y escogen el Camino Francés como vía de acceso a Compostela. Los más críticos, indican que esta vía está «demasiado explotada».

«Al llegar a Arzúa se nota la mezcla con los que llegan haciendo el Camino Francés. Es como una romería, hay muchos más restaurantes y está lleno de gente», apunta Jesús de Sevilla que viajaba solo desde Ribadeo, por el Camino del Norte. Esa era su intención, encontrarse consigo mismo durante el Camino. «Es algo que deberíamos hacer todos alguna vez», añade Goretti de Bilbao, a quien conoció en la última etapa de la ruta.

Todos coinciden en reconocer que «los más listos habían hecho reserva en los albergues». Algunos, como Isaac de Barcelona y sus amigos —que caminaban desde el municipio leonés de Ponferrada— se las vieron y se las desearon para descansar bajo techo todas las noches. «Teníamos que llegar pronto a los albergues, como te despistases un poco por el camino, ya no tenías cama», relata el catalán. Y es que lo cierto, es que este grupo de amigos, sin saberlo, han escogido los días en que Santiago es un hervidero de gente, entre peregrinos y turistas que se cruzan ajenos al fenómeno de récord de peregrinación que se está registrando fuera de Año Santo. «Yo llego a saberlo y no vengo», comenta entre risas Isaac.

— ¿Repetiríais?

— Yo no. —responde el barcelonés, camuflando el humor.

Lo cierto es que la mayoría de los caminantes quedan fascinados por el encanto que desprende la Catedral de Santiago. La sensación que experimenta Agustina de Alicante al pisar el Obradoiro es «indescriptible». «Mi marido no pensaba traerme hasta que viniese andando. Hemos cumplido un sueño». En cambio, Martín y Belén de Madrid se casarán en noviembre. Querían pisar juntos la plaza principal de la Catedral antes de darse el «sí, quiero». De mantenerse esta afluencia, desde la Oficina del Peregrino estiman que, al final del año, se alcanzarán las «215.000 visitas».

Fuente: ABC

Deja una respuesta

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies