El ‘kikirikí’ no solo reverberó durante mucho tiempo en los oídos del corregidor, que no daba crédito a lo que los padres del peregrino injustamente ahorcado por robo le contaban. «¡Está vivo!», insistían. «Tan vivo está -más o menos podría haberles contestado él- como este gallo y esta gallina que me dispongo a comer». Y, cumpliendo su papel divino de ratificar la resurrección del mozo, las aves se levantaron del plato donde yacían debidamente condimentadas, se revistieron de plumas y, por supuesto, cantaron.
Fue el milagro más famoso de la Edad Media, que por el Camino de Santiago se extendió por doquier montado en los relatos de los peregrinos e hizo de la ciudad y de su catedral, donde ya antes del año 1350 había un gallinero para rememorar el prodigio, un lugar de visita y culto. Con el tiempo dio lugar al que fue y, seguramente es, su mejor eslogan -«Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada»- y, ahora, está a expensas de que el BOR publique su declaración como ‘Bien de Interés Cultural’, el primero de carácter inmaterial de La Rioja.
Lo anunció ayer el presidente, Pedro Sanz, acompañado del alcalde, Javier Azpeitia, y del consejero de Educación, Cultura y Deporte, Gonzalo Capellán, en un acto al que también habían sido invitados representantes de la catedral; cofradía del Santo y Asociación Teatral Calceatense, entre otros. «Me parece maravilloso que el sentimiento colectivo de todo un pueblo y de toda una región se convierta en un hecho administrativo como lo es el rango de Bien de Interés Cultural», indicó Sanz, que explicó que la declaración lleva consigo «un cuidado y una protección por parte del Gobierno regional, que va a ser vigilante para que esta tradición se mantenga y que no haya en ningún momento deterioro o cambios en lo que es la leyenda y esa historia que ha pasado de generación en generación».
Aparte de esa protección especial -extensible también a su entorno, es decir, a la catedral que alberga al gallo y la gallina- la leyenda será distinguida, difundida y objeto de estudios y documentación con criterios científicos, además de servir de promoción «para la propia ciudad y el Camino de Santiago», dijo Sanz.
Javier Azpeitia indicó que la declaración supone «un gran aldabonazo para esta ciudad» y observó que, aunque es un bien inmaterial, «tenemos que ser capaces de sacarle beneficios materiales, ya que este título sirve para mucho si somos capaces de saberlo usar y vender bien». En esa línea añadió que «ha de servir para que turística, comercial, empresarial y como creyentes nos aporte nuevas vías de crecimiento, desarrollo, difusión y afirmación».
Una representante de la Asociación Teatral Calceatense preguntó si la declaración conlleva algún tipo de ayuda económica. «Con el presupuesto que tenemos, con las subvenciones que nos dan para ‘Los Milagros del Santo’, casi nos tenemos que poner a pedir por los mercados», explicó. La respuesta fue que no.
Fuente: larioja.com