Las persistentes lluvias y los temporales del pasado invierno, además del paso de vehículos o maquinaria pesada por algunos tramos del Camino de Fisterra e Muxía a su paso por el municipio de Negreira, han dejado las calzadas de tierra en un estado verdaderamente lamentable. Lo reconoce el concejal de Comercio, Industria e Turismo, el independiente Jesús Capeáns Gómez, quien espera desde hace dos meses por una respuesta de la Dirección Xeral de Patrimonio a la solitud planteada por el Concello. «No podemos tocar las zonas más dañadas sin permiso de Patrimonio, nos consta que hay tramos once tramos y algunas partes están intransitables para andar, por eso no entendemos tanta demora», subraya Capeáns, quien confía en que la Xunta asuma parte de las mejoras.
Las quejas entre los propios peregrinos, así como desde el sector de la hostelería están a la orden del día. Nadie entiende el por qué de la desidia en el estado de lugares como un camino hecho un auténtico lodazal en la parroquia de Aro, donde los caminantes deben esquivar los charcos por las fincas lindantes. En la supervisión realizada por personal municipal se constatan lugares donde la lluvia ha orado el terreno y se necesita una actuación urgente que por el bien de todos debería llegar antes del verano cuando llegará el mayor contingente de peregrinos a recorrer una ruta que sigue siendo unas de las que más crece, pero a la que le falta un mayor impulso.
Fuente: La Voz de Galicia