Villaharta – Alcaracejos (35,53 kms)

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Salida de la población de Villaharta en ascenso por la carretera comarcal que se dirige a Pozoblanco, coincidiendo con los senderos GR-40 y 48 y la Cañada Real Soriana. Terminada la subida, y a poco más de 1 km., es posible evitar una pronunciada curva de la carretera siguiendo a la derecha una senda que en descenso cruza un área recreativa. Aquí se separan los dos GR. Nosotros continuamos por el GR-40 y Cañada Real, cruzando después el Arroyo de las Serranas, devolviéndonos de nuevo a la carretera. Unos 500 mts. después, dejando el asfalto, tomaremos un camino que se desvía por la izquierda, con el Cortijo de la Capilla a nuestra derecha.

Ahora, por un cómodo camino terrizo, entre matorral mediterráneo, encinas y cultivo de olivar, comienza un suave descenso hacia el Río Guadalbarbo, al que se llega tras algo más de 5 kms. desde el desvío. Antes, pasados unos 500 metros la Casa de Los Narváez, seguiremos el ramal de la derecha de una bifurcación del camino. Cruzado el río (lo que no debe presentar ningún problema salvo en épocas muy lluviosas, en que deberemos descalzarnos o bien caminar unos 200 mts. aguas arriba para atravesarlo por una pasarela) y pasando entre el Cortijo del Paguillo, a 2 kms. se alcanza una ancha pista que tomaremos hacia la izquierda. Durante 4’5 kms. ésta discurre entre una nava con olivar y encinas a un lado y a otro y algunas casas de labor. Junto a ellas se encuentran las ruinas de la basílica visigótica de El Germo. Llegado el momento, tras cruzar por un pequeño puente el Arroyo del Lorito, habrá que tener cuidado en abandonar la pista, desviándonos a la derecha por un camino entre olivos, el cual no se halla al principio claramente marcado, y con el citado arroyo a nuestra derecha. Empieza ahora un último ascenso por Sierra Morena, que es traspasada junto al Puerto del Calatraveño.

 

Un camino con cancela que lleva hasta el puerto sale a nuestra izquierda, al que no le prestaremos atención, siguiendo nosotros por la derecha. A 2’5 kms. desde el desvío del olivar se halla una pequeña explotación minera abandonada, con el Ventorro del Cachorro al borde del camino. 1 km. después nos encontraremos a la altura del puerto, al que se puede acceder por un camino que surge a nuestra izquierda. Nosotros seguiremos de frente, junto a la alambrada de la derecha. La extensa llanura del Valle de los Pedroches comienza a avistarse al frente, salpicada por manchas de encinas entre pastizales ganaderos. En suave descenso, se abandonan paulatinamente las últimas estribaciones de Sierra Morena, dando paso a un característico paisaje adehesado. En algo menos de 2’5 kms. se llega a una pista, que cruzamos, y seguimos de frente por la Cañada Soriana.

Ahora el paisaje se encuentra casi desprovisto de vegetación, con poco desnivel y apreciándose en algunas ocasiones respetado el ancho de la vía pecuaria (90 varas, o sea, 75 mts.). Llegados al Cortijo de la Hoyariza (grifo con agua potable), en una bifurcación del camino tomaremos el ramal de la derecha, dejando el cercado y la casa a nuestra izquierda. Desde el último desvío hasta aquí se contabilizan algo más de 2’5 kms. Un rápido descenso de 1 km. nos deja en el cauce del Río Cuzna, que, al igual que el Guadalbarbo, sólo presentará su vadeo algún inconveniente en temporadas lluviosas. En caso de descalzarse, el vado de la cañada se halla justo detrás de la casa. Junto a ésta, se puede visitar las ruinas del Molino Horadado.

Pasado el río, seguiremos la cañada junto a la alambrada, con la cerca a la izquierda y entre retamas y rocas. En un cruce de caminos a la altura de una cruz granítica de brazos desiguales (llamada de «La Quemá»), abandonaremos la Cañada Soriana y el sendero GR-40, que continúan a la derecha hacia Pozoblanco. Desde el río hasta aquí se contabilizan 1’5 kms. Ahora nosotros giraremos a la izquierda por el camino llamado de Alcaracejos. Entre encinas y terreno prácticamente plano y la Casa del Coto a la izquierda, en 2 kms. se alcanza una pequeña carretera comarcal que a la derecha lleva hacia Pozoblanco y a la izquierda a la carretera nacional N-502.

 

Atravesando ésta, continuamos de frente igualmente por encinas y pastizales. Poco a poco van apareciendo a un lado y a otro del camino algunos pequeños chalés, señal de que la población de Alcaracejos se encuentra ya cercana. Poco antes de alcanzar una ancha pista asfaltada, llegamos a una ermita con fuentes y una zona de recreo (“El Merendero”) utilizada en época de romería. Desde la carretera anteriormente mencionada hasta aquí se cuentan 3’5 kms. Cruzando la citada pista, seguiremos de frente, para girar a la izquierda al llegar a otra pista asfaltada (algo más de 1 km después) y seguidamente a la derecha por el camino que surge. Entre algunas granjas y casas de campo, el camino es cómodo de andar, salpicado a los lados de encinas, pastizales y campos de cereales. Llegaremos a un punto, unos 2 kms. después de dejar la segunda pista asfaltada, en que divisaremos a nuestra derecha y al frente una espectacular vista del Valle de los Pedroches, divisando varios pueblos de esta comarca.

 

Un kilómetro y medio después hacemos entrada en la población de Alcaracejos, localidad de algo más de 1.400 habitantes, por la calle Iglesia, dando a la parte posterior de la parroquia de San Andrés, levantada de nueva planta tras la destrucción de la anterior en 1.936. Dejando ésta a nuestra derecha, seguiremos por las calles Capitán Ferrer Morales (Museo de la Matanza), Maestro Miguel López y giraremos a la derecha para acabar en la Plaza de los Pedroches, donde se encuentra el Ayuntamiento.

 

 

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